En el marco del actual caso de Loan, niño desaparecido desde el 13 de junio pasado, se pone de manifiesto una problemática de fondo en el país: la desaparición de menores.
Según Ana Rosa Llobet, presidenta de la ONG Missing Children, hay más de 100 casos de niños y niñas que quedaron irresueltos y se remontan a las últimas tres décadas.
¿De qué hablamos?
Se trata de un fenómeno no aislado que afecta a miles de familias en todo el mundo, con cifras alarmantes y situaciones que van desde, el secuestro hasta la fuga voluntaria por conflictos familiares.
¿A quiénes afecta?
Se identifica a los NNA como un grupo específico y diferenciado ya que se los considera un “grupo en situación de vulnerabilidad”.
La desventaja en el ejercicio de sus derechos se da en la vulnerabilidad inherente a la etapa de desarrollo físico, mental, espiritual, moral, psicológico y social en la que se encuentran. Pero a su vez, esta situación puede verse agravada a partir de situaciones particulares que propician una mayor exposición y riesgo de afectación de sus derechos.
Por otra parte, la titular de Missing Children Argentina explicó que en la mayoría de los casos son mujeres las que desaparecen, con una particularidad: hasta hace poco tiempo el promedio era de entre 16 y 17 años, pero hoy esa cifra descendió y se encuentra entre los 12 y los 13 años.
¿Cuáles son las estadísticas?
El Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas (RNIPME), creado por la Ley 25.746 y reglamentada por Decreto 1005/2003, arroja los siguientes datos estadísticos que responden a la información recibida durante el año 2022, último informe de gestión registrado, a partir de la recepción de la denuncia o de los datos extraídos y remitidos por el órgano competente.
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¿Para qué se los llevan?
Según la modalidad de desapariciones, podemos mencionar el delito de trata de personas como el más común, pudiendo tener distintos fines de explotación infantil. Podemos mencionar la explotación sexual el delito con mayor porcentaje registrado, siendo el 65,1% víctimas, principalmente mujeres (98,7%), de cuyo universo, el 9,8% es menor de edad.
Con un porcentaje menor le sigue la explotación laboral, donde el 34,2% fueron víctimas. El 66% son varones y el 34% mujeres. A su vez, al menos el 14,5% era menor de edad.
Luego podemos encontrar a las víctimas de matrimonio forzado/unión de hecho, niñas que se casaron o unieron entre los 14 y 18 años, con el 0,5%. En menor medida, pero no menos importante encontramos a las víctimas de reducción a la servidumbre, venta de órganos, entre otros tipos de delitos, con el 0,2%.
¿Se puede prevenir?
En la actualidad, la prevención de la desaparición de personas, el esclarecimiento del paradero de desaparecidos y el apoyo a sus seres queridos, incluso en su búsqueda para conocer lo ocurrido y reclamar justicia por las graves violaciones de los derechos humanos, son más importantes que nunca.
Pero además toda familia debe concientizar a sus hijos manifestando la importancia de cuidarse, de no confiar en nadie, de no andar solos por la calle, de avisar donde se encuentra, y de permanecer siempre con adultos de confianza, entre otras miles de recomendaciones. Los adultos son el mayor responsable a la hora de velar por la seguridad de los niños.
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